jueves, 26 de diciembre de 2019

"Chatarra" (Mara Dres)

Yo quería que, en todos mis cajones
tu sonrisa estuviese allí
y que, el lápiz de dibujo me salvase
de envejecer.

No, no tuve tiempo para arrancar una coma,
ni para plantar un huerto.
Toda semilla es poca,
toda planta se aniquila con el pensamiento más pensado:
primero las hojas y luego la flor.

Se quejan de un martillo los calambres;
en los ojos se derrama líquido de frenos
y no queda leche condensada para el pastel.

La tarde cae fácil;
pareciera que todo lo que hemos hecho
ya pasó y otros han vuelto
y que, al llover un cántaro se ha llenado
y ya no queda sed.

Parece que, cada brote de la  higuera
alimentara a tus hijos con su leche
y que,  el vertedero se ha quedado
para hacer tu  próxima isla de chatarra.

Y ya, ha dejado de llover.
Y ya, estamos envejeciendo.
Y ya, somos isla y tiempo, bruma y vista lejana.
Y yo quería que, en todos mis cajones...

lunes, 16 de diciembre de 2019

TRANSPARENTE (FINAL) (Javier de la Iglesia)

La luz blanca que apuntaba desde lo alto, de la lámpara que había encima de mí, seguía cegándome y me imposibilitaba ver con claridad al hombre que me hablaba y a los que lo acompañaban.

- ¿Cómo? – pregunté titubeando - ¿Cómo que no desaparecí? Y lo de mi mujer. ¿Qué está pasando?

- El ritmo cardíaco empieza a subir – dijo otro de los hombres mientras me percataba que tenía cables por el pecho, la cabeza y los brazos al mismo tiempo que oía de fondo los típicos pitidos que marcan esas máquinas que controlan los latidos – será mejor inducirlo al sueño de nuevo – sugirió.

- Hágalo – ordenó el que hablara cuando me desperté.

- No, no, no, no – grité a pesar del dolor de garganta – díganme que está pasando. Necesito saber qué es lo que es…

Oscuridad.


Pi, pi, pi, pi, pi… todos a un ritmo constante. Empecé a oír de lejos los pitidos. Los ojos me pesaban, pero los fui abriendo poco a poco. Esta vez no tenía la luz delante. Me hallaba tumbado en una cama, mas incorporado, casi en posición sentado. En frente estaba el hombre que me había explicado que no me había pasado nada de lo que había vivido. Ya solo tenía unos pocos cables en el pecho. La garganta me dolía y estaba como un estropajo. Me sentía un poco mareado y la cabeza me pesaba horrores.

- Bienvenido de nuevo – dijo el señor en tono serio.

La habitación era totalmente blanca. Solo una cama en el medio en la que estaba yo y el sillón donde se encontraba él sentado. De pronto entraron por la puerta los otros dos diciendo que ya habían visto por las cámaras que había despertado. Eche un vistazo. Las paredes estaban totalmente vacías, no veía ninguna cámara. Uno de ellos se acercó a mí. Empezó a despegarme las pegatinas del pecho que unían la maquina a mí a través de los cables.

- Totalmente estable. Podemos empezar – dijo a los otros dos.

- ¿Empezar qué? – pregunté.

Y ahí empezaron las preguntas del hombre que más me había hablado hasta entonces.

- Dígame lo que recuerde. ¿Su nombre?

- Marcelo.

- ¿Edad?

- 37

- ¿En qué año estamos?

- 2019

- ¿Qué es lo que le ha pasado?

- Hace dos años me volví invisible.

Silencio por ambas partes durante un rato hasta que él volvió a hablar.

- Solo está en lo cierto en una cosa: su nombre. En todo lo demás ha errado. Usted nunca se ha vuelto invisible. Y no tiene 37 años sino 137. Estamos en 2117 y es usted nuestro primer experimento.

- ¡Que…! ¿Qué?!

- Está totalmente estable – dijo el que me había desconectado los cables – puede afrontarlo.

- ¿Afrontar qué? – pregunté. Estaba demasiado perdido. ¿Qué estaba pasando?

- Hace dos meses que despertó – volvió a tomar las riendas el que llevaba la voz cantante.

- No. Hace un rato que estuve hablando con ustedes antes de que me durmiesen. Me dijeron que todo lo que decía era mentira

- No. Eso fue hace dos meses justo hoy. En estos dos meses su cerebro estuvo en tranquilidad al igual que su cuerpo. Era necesario después de todo el proceso.

- Por dios, ¿Qué proceso? No sé de qué me hablan. Yo he estado desaparecido durante dos años.

- Fíjese atentamente – me ordenó

De repente en la pared se dibujó una pantalla. En ella aparecía yo con un aspecto demasiado desaliñado, demacrado, muy delgado y con cara de abatimiento. Mirado a la cámara. Pasaron unos segundos y empecé a hablar.

“Me llamo Marcelo de la Cueva Morente. Declaro que estoy en plenas facultades mentales y doy mi permiso a Relatia Life para formar parte del experimento <TRANSPARENTE> plenamente consciente de que el resultado pueda no ser favorable, sin perjuicios para la corporación anteriormente citada. A día de hoy, 7 de marzo de 2017, firmo el comienzo del experimento en que el voy a participar”

Después de verme diciendo esto a cámara, en el video seguía viéndoseme como firmaba unos papeles con las manos totalmente temblorosas. Una vez firmado, el video terminó y la pared volvió quedar como estaba, totalmente blanca como si no hubiese ninguna pantalla en ella.

El silencio volvió a reinar en la habitación.

- Se estará preguntando qué es todo esto me imagino – me preguntó el mismo hombre de antes

- No… no sé qué es lo que está pasando.

- Somos una corporación llamada Relatia Life. Hace muchos años estamos trabajando en un experimento llamado “Transparente”. El cometido de dicho experimento es la eliminación de recuerdos. A nosotros acude gente que desea eliminar de su mente todo su pasado. El que recurre a nosotros firma un contrato para formar parte de esta experiencia y en él se compromete a desaparecer y ponerse en nuestras manos y cuidados durante el número de años que firme en dicho contrario. Lo mínimo son 60 años. Y se preguntará como es ese proceso.

- Esperen un momento. ¿Me están diciendo que yo firme un contrato con ustedes para eliminar mis recuerdos?

- Efectivamente así es.

- Pero… antes me dijeron que han pasado cien años.

- Ese fue el periodo de tiempo que usted firmó.

- No. Esto…. Esto es surrealista. ¿Cien años? Esto no puede ser real.

- Lo es. Déjeme continuar explicándoselo. Le iba a explicar el proceso. Usted accedió a participar en un proceso de criogénesis con activación cerebral y eliminación de recuerdos.

- ¡¡¡¿Cómo?!!! ¿Me dice que me han criogenizado?

- Si. ¿Cómo piensa usted que se puede mantener una persona cien años sin envejecer? Usted ha sido criogenizado y lo hemos devuelto hace dos meses. Justo la fecha que usted marcó para que se le volviese a la vida. Hace cien años usted accedió a participar en nuestro experimento, obviamente no conmigo a la cabeza. Desde entonces hemos sido cuatro los que hemos controlado este proceso, pasándonos la tutoría de su caso unos a otros a lo largo de todo este tiempo. Estamos a 7 mayo de 2117. Usted el 7 de marzo de 2017 firmo el contrato y después de eso lo sometimos a una operación cerebral totalmente novedosa que elimina todos los recuerdos de su mente. Luego de eso lo sometimos también a una muerte inducida para acto seguido entrar en un proceso de criogénesis. Pero una criogénesis un poco diferente. Durante estos cien años su cerebro ha estado conectado a unos electrodos para mantenerlo en actividad, formándole una historia que no es real, sino una historia totalmente creada por nuestros guionistas neurólogos. Parte de este experimento, si sale como nosotros esperamos, consiste en crear los recuerdos a medida de los gustos de cada persona.

¡Oh dios mío¡ ¿Qué era esto que me estaban contando? No podía ser real todo lo que este hombre estaba diciendo.

- ¿Me están diciendo que yo accedí a todo esto?

- Para eso tenemos el contrato firmado por usted y el video que lo atestigua.

- ¿Por qué hice yo todo esto?

- Su verdadero pasado no fue todo lo bien que usted hubiera querido. Por eso acudió a nosotros cuando estaba desesperado y al borde del suicidio.

- ¿Cómo? ¿Yo he querido suicidarme?

- Usted fue un brillante hombre de negocios. Pero toda su fortuna se vino abajo a causa de sus adicciones al juego y a las drogas. Eran tantas las deudas que contrajo por dichas adicciones que todo el mundo, incluso su familia, lo dio de lado. El final de sus años, antes del experimento, fueron un declive absoluto. Por eso firmó por 100 años. Para que no sobreviviera ninguna persona que lo conocía ni nadie a quien le debiese dinero.

De repente la pantalla volvió a aparecer y volví a verme en otro video explicando todo lo que me acababa de contar aquel hombre. De ahí mi aspecto cadavérico en las películas.

- Usted recurrió a nosotros cuando ya no tenía salida a causa de las deudas y en vez de suicidarse decidió formar parte del experimento “Transparente”. Lo dimos por muerto simulando su muerte. Provocamos un incendio en su casa y entregamos a sus familiares un cadáver sin reclamar de la morgue totalmente calcinado. Supuestamente usted está enterrado en un panteón familiar.

Mi mente no daba crédito a lo que estaba oyendo. No me acordaba absolutamente de nada, pero los videos estaban ahí y el contrato firmado también. Lo tenía el hombre entre sus manos.

- Hace unos minutos usted dijo: si sale como nosotros esperamos. ¿Qué significa eso? –pregunté con curiosidad.

- Que no sabemos si nuestro experimento funciona hasta despertar al paciente. Actualmente hay 32 personas que forman parte del proyecto “Transparente”. Todos firmaron en el plazo de dos años y no podemos experimentar con más gente hasta saber si los resultados son los que esperamos. Como ya le he dicho el plazo mínimo a firmar son 60 años. La persona que firmó menos años para que lo despertásemos lo hizo por 100. Y esa persona es usted.

¡¡¡¡¿Pero que había hecho?!!!! Todo esto era una auténtica locura.

- Usted fue la cuarta persona en entrar en este experimento. Pero las tres personas antes de usted, y las 28 siguientes establecieron un rango mayor de años para despertar. Usted es el primero de todos. Díganos: ¿Qué es lo que recuerda de su pasado?

Me quedé absolutamente callado viendo como los tres hombres me miraban fijamente en busca de la respuesta. Respiré hondamente y le conté todo lo que había pasado estos dos años. Lo que menos esperaba era todo esto y mucho menos que hubiera pasado un siglo. Le relate todo lo de volverme invisible, lo de mi desaparición y lo de la ola de calor que había arrasado con la humanidad.

Ellos se miraron entre sí con cara de satisfacción y me explicaron que eses recuerdos eran los que ellos habían inducido en mí. Que nunca había sido invisible ni existían 32 invisibles. Esas 32 personas que se habían vuelto transparentes en mis recuerdos eran las 32 personas que formaban parte del experimento.

- Hemos creado esa historia para todos. Será lo que recuerden ustedes 32 cuando despierten. A los demás les pasará igual que a usted. A partir de ahora, sabiendo que funciona, podremos inducir en quien lo desee los recuerdos que ellos deseen tener y borrar todo su pasado si el paciente lo quiere. Sepa usted, Marcelo, que hizo un gran servicio al avance científico. Usted es el primero de los 32 en confirmar todo nuestro trabajo, que hasta ahora, era incierto.

¿Avance científico? Pensé. Por dios esto que había hecho era una monstruosidad. ¿Cómo había podido?

- ¿Qué va a ser de mi vida ahora? – les pregunté

- Volver a empezar – contestó – puede empezar una nueva vida, de cero y volver a vivir y disfrutar de esta nueva oportunidad. Tómese su tiempo para decidir antes de volver a salir al mundo real.

¡Volver a empezar! No sé si quería. No sabía cómo había podido llegar a eso. Pasaron unos días en el centro de Relatia Life, haciéndome todo tipo de pruebas médicas. Al parecer estaba sano y podía seguir con mi vida desde el punto en el que me había criogenizado, pero… ¿con qué sentido? Nada tenía sentido ya. Habían pasado cien años. El mundo habría cambiado tanto que no sé si me adaptaría. ¿Y con que recuerdos? Con unos ficticios. ¿Valía la pena vivir así? ¿Qué clase de monstruo haría una cosa semejante? Yo me había convertido en una bestia. ¿Cómo había podido llegar a ese punto de desesperación? Visto ahora hubiera preferido el suicidio.

Pasados siete días en que me dieron el alta, me dirigí al despacho del director del proyecto “Transparente”, el hombre que me lo había explicado todo.

- He tomado una decisión. Ya sé que hacer con mi nueva vida, pero tienen que ayudarme – le ordené.
El director me mando pasar y me escuchó.

- ¿Está seguro de lo que me está pidiendo? - me preguntó con los ojos como platos.

- Totalmente seguro. Esta noche a más tardar.

- Si usted lo desea así se hará.

Llego la noche. Los cuatro nos preparamos. El director, los dos médicos neurólogos que me habían inducido a mis nuevos recuerdos y yo. Abandonamos el garaje del centro Relatia Life en un coche. A consecuencia de mi decisión, yo me tapé la cabeza con una manta para no ver nada del mundo. Prefería recordarlo como era 100 años atrás.

- Hemos llegado – dijo el director.

Saque la manta de la cabeza. Efectivamente estábamos en un cementerio, delante de un mausoleo de capilla. Entramos en él y dentro había varias placas con los nombres de mis antepasados, los cuales no recordaba. En una placa rezaba mi nombre con la fecha de 7 de marzo de 2017.

- ¿Está seguro de que quiere hacerlo? – me preguntó el director.

- Empecemos – ordené.

Uno de los otros médicos sacó un frasco del bolsillo y me lo dio a beber diciéndome que sería cuestión de 20 minutos. Entre los tres abrieron la cripta de la capilla mausoleo. Había varias repisas subterráneas con sendos ataúdes con los nombres de los fallecidos. Bajamos. Buscamos el que ponía mi nombre. Lo sacamos de la repisa y lo abrimos. Dentro ya solo había polvo negro.

- Déjeme darle las gracias por su generosidad – dijo el director del proyecto “Transparente” a modo de despedida – usted ha contribuido mucho al avance de la ciencia.

Le respondí con una inclinación de cabeza pensando en que no sabía si aquello era un buen avance o no. Me metí en el ataúd, acostaba boca arriba mirándolos. Ahora si sería el final de la verdad. Ellos tres lo cerraron y noté como volvían a ponerlo en la repisa. Oí como abandonaban la cripta cerrándola de nuevo, abandonando el mausoleo.

Y allí me quedé yo, sumido en la oscuridad de mi ataúd, esperando a que el veneno hiciese efecto.

jueves, 12 de diciembre de 2019

PRESENTACIÓN: CUANDO DEJE DE LLOVER. (María Soliño)

thumbnail_8566942F-E5E8-4F0B-918D-8D56834697BE.jpg

María Soliño, Cuando deje de llover

Biografía María Soliño.
 María Soliño (1974), nació y creció en Vigo, mirando la ría de su ciudad. Diplomada en Trabajo Social, especializada en Igualdad de Género, en 2016 cursa la Cátedra de Responsabilidad e Innovación Social de INDITEX/UDC y un año más tarde, termina un Máster en Coaching para la Transformación y Procesos de Cambio. Comprometida con la Igualdad, la libertad y los derechos de la mujer, actualmente compagina su actividad como consultora social, docente y escritora. Es autora de la columna semanal de opinión, #PORELLAS en Diario do Támega, www.diariodotamega.es.

IMG_0760.JPG


Cuando deje de llover es su primera novela, ambientada en su Vigo natal, en la que narra la historia de una mujer que se ve enfrentada a sus creencias, a sus miedos y a los prejuicios de la sociedad. Todo su mundo se tambaleará poniendo a prueba su fortaleza interior. Una novela valiente y arriesgada que no dejará indiferente al lector. SINOPSIS: “Cuando deje de llover” “¿Y si lo tuvieses todo pero quisieses más? ¿Y si pudieses vivir una historia de pasión sin renunciar a tu vida perfecta? ¿Lo harías? Cuando deje de llover es arriesgarse a perderlo todo por vivir un poco más. Por sentir un poco más. Es vivir sin pedir perdón”. Marina Estrada, 46 años. Madre y esposa feliz. Enamorada de su marido y con éxito en su profesión. Una mujer con carácter y que sabe lo que quiere. Un encuentro fortuito sacude su vida, provocando un tsunami de acontecimientos que dan forma a una novela trepidante con un final sorprendente. Esta es la historia de una mujer fuerte y valiente que no tiene miedo de vivir. Una mujer que prefiere recordar a imaginar. Una mujer libre… Pero la libertad siempre tiene un precio. Una novela atrevida y descarnada sobre las relaciones, el amor y el sexo. Y tú… ¿Cruzarías la línea?

unnamed.pngContraport."Cuando deje de llover".jpg



lunes, 2 de diciembre de 2019

Cicatrices. (Noela Martino Brea)

Me besó...y en ese beso sentí cada una de las cicatrices cerradas en su corazón,. Sentí las desesperación que sus labios me transmitían por ser amado, por ser correspondido y encontrar a alguien que le diera lo que le hacía falta.

La primera cicatriz era de color azul.
Sabía que era de aquella niña con el pelo rubio y los ojos claros, una niña inocente...pero que en esa inocencia escondía el despertar del primer amor. Pude verla, su sonrisa sin mácula, el recuerdo de como le cogía de la mano y le susurraba palabras de amor puras. Era esa cicatriz que deja la primera persona que hace que tu corazón tiemble, la que piensas que es con la que vas a pasar el resto de tu vida y que luego se va dejándote desengañado y solo. Esa cicatriz le había dolido, pero aún tenía un sabor dulce y su recuerdo aún le hacía sonreír por aquella niña de pelo rubio y por la inocencia perdida.

La segunda cicatriz era violeta.
Pertenecía a aquella adolescente con el pelo negro, los vaqueros rotos y la camiseta raída de los Ramones. Sus ojos verdes maquillados le había robado el corazón y algo más,,, con ella fue su primera vez. Fue el primer cuerpo desnudo de mujer que sintió en sus brazos. Ella sabía al primer cubalibre, al primer cigarrillo y a los primeros celos. La herida había sido profunda y las discusiones la abría siempre que él intentaba cerrarla. Hasta que la encontró una noche en un pub en los brazos de otro. Entonces decidió cerrarla para siempre y dejar atrás su niñez.

 La tercera cicatriz era verde.
Verde por los celos y la desconfianza que arrastraba...quizás la chica no se lo merecía, o él no se la merecía a ella, pero se volvió totalmente loco. Duró hasta que ella no aguantó más, no aguantó el acoso, las continuas llamadas y las preguntas que la agobiaban. Simplemente un día desapareció, sin explicaciones y sin reproches. Salió de su vida para nunca más volver.

La cuarta cicatriz era amarilla.
Ella era la luz del sol. Cansado de la lluvia se fue a trabajar un verano al sur para conseguir darle un poco de calor a sus huesos y alejarse de todos los recuerdos que cargaba en su pecho y le hacían sentirse mal. Entonces la conoció, paseando por la playa como una auténtica sirena con la piel tostada y la sonrisa más alucinante del mundo. No se entendían pero eso no impidió que se enamoraran de forma apasionada, con ella escuchó palabras de amor en otro idioma y promesas de eternidad. Pensaba en irse con ella al acabar el verano, hablaban de sus planes tumbados por las noches
en la playa con las manos entrelazadas después de hacer el amor bajo las estrellas y ansiaban comenzar a vivir las aventuras más increíbles alrededor del mundo, pero el verano se acabó y ella se acabó con él. Recordaba aún lo que lloraron en el aeropuerto, como se juraron medio en castellano medio en polaco escribirse todas las semanas y llamarse en cuanto pudieran. Como se verían una vez al mes en un destino intermedio, pero todo se quedó en eso...en promesas que con el pasar del tiempo se diluyeron en la nada y quedaron en cenizas.

La quinta cicatriz era roja.
La conoció en la biblioteca, mientras estudiaba para los exámenes finales de la facultad. Se sentaba enfrente de él todos los días, con su pelo rojo recogido en un moño descuidado y sus gafas de pasta negras, cada noche al llegar a casa pensaba en ella así que, uno de ellos, se decidió a entablar conversación. De esa conversación pasaron a los cafés, de los cafés pasaron a las discusiones típicas de dos universitarios que creen que van a comerse el mundo y a cambiarlo el día de mañana, de la filosofía, la literatura y la política pasaron a la cama. Follaban como si no existiera el resto del mundo, ella despertaba todos sus sentidos y lo volvía un pervertido, nada más importaba cuando estaban piel contra piel. Él estaba convencido que era la mujer con la que se casaría y decidido compró un anillo y se lo pidió, pero ella lo rechazó. Dijo que en su país de origen le esperaba alguien, que ya estaba prometida y que él sólo había sido una aventura de Erasmus, y así se acabó. No la volvió a ver ver por la biblioteca y a golpe de polvos con otras chicas la fue olvidando, aunque nunca volvió a encontrar lo que había encontrado en aquella escocesa.

La sexta cicatriz era añil.
Fue una amiga de su madre. Cuando volvió a casa con el diploma en la mano ya era todo un hombre y aquella mujer madura le puso el ojo encima. Al principio era excitante, algo totalmente prohibido y el sabía que no podía pasar de ahí. Pero aunque se resistió al final se acabó enamorando. Todo era sencillo porque sabía lo que había, pero un día ella cambió. Desconfiaba de él, pensaba que era demasiado joven para ella y que podían hacer mucho daño a la gente de su alrededor...que no lo entenderían, que no quería perder la amistad de su madre por un chiquillo ni que su marido se enterara de la infidelidad y la dejara. Así que zanjó el asunto, él le suplicó y la persiguió durante un tiempo, hasta que ella harta le amenazó con denunciarlo por acoso, así que se rindió y disimuló delante de su familia cada vez que la veía en público colgada del brazo de aquel otro hombre que no sabía como hacerla feliz.

Y entonces me conoció a mí.

Yo trabajaba de camarera y siempre lo veía sentado detrás de la barra. Todos los día a la misma hora pidiendo lo mismo y pasando allí las horas muertas hasta que cerrábamos. Un día comenzamos a hablar, era un hombre terriblemente atractivo, y de la charla pasó a esperarme cuando salía y acompañarme al coche para que no fuera sola.

Día tras día, confidencia tras confidencia hasta que me besó...y en ese beso sentí cada una de las cicatrices cerradas en su corazón y como se hacía el espacio para, mañana, acoger a la cicatriz que yo le dejaría.

lunes, 25 de noviembre de 2019

PRONUNCIAR O MEDO (Ángeles Madriñán)

O vídeo leva apenas unha hora colgado na rede. Foi reproducido mil cincocentas veces. Ducias de likes pero tamén algún polgar cara abaixo. A muller mira á cámara inqueda, como se deixase translucir a súa intención de fuxir antes de que remate a mensaxe. De principio a modulación da súa voz e cauta, case medorenta. Dubida pero comeza a falar:

Hai moitas clases de medo. Tantas coma maneiras de experimentalo e maneiras de infundilo. Tantas coma mulleres que o contan. Tantas coma mulleres que o calan. Deseguido aperta os beizos nerviosa e de socate berra con toda a forza da súa caixa torácica: “dillo”, “dillo a quen maltrata” . Agora a voz soa segura, sostén o ollar fixo nun punto afastado e comeza a pronunciar o medo.

Hai medos derrotados que arrastan os pés e tropezan coa baldosas frías da cociña. (Esnafrar un cóbado. Romper un brazo ou mesmo unha perna.)

Hai medos domésticos afeitos ás rutinas.( Desprezos, humillacións.)

Hai medos salvaxes empreñados de borralla que sementan a podremia arredor de si. ( Insultos, empurrróns.)

Hai medos en código morse, feitos de tatexos e verbas entrecortadas de súplica.( Censura do pensamento e da expresión.)

A enumeración segue o seu curso coma unha torrenteira, arrastrando canto temor atopa o seu paso, colle pulo, esquece un antes e baléirase por ter a posibilidade dun despois.

Hai medos expectantes como de gatiño a papar leite, temeroso de que alguén lle quite a taza. (Pasar sen comer, sen cear.)

Hai medos infames, cirúrxicos, que estirpan o fío fino da esperanza. (Cortes en partes do corpo non visibles.)

Hai medos con ínfulas que se alimentan nas barras dos bares co alento dos indiferentes. (Falta de apoio da sociedade e incomprensión.)

Hai medos anicados que dormen agochados no hórreo, no cuarto dos nenos co pecho por dentro. Medos que trousan a friaxe da noite toda. (Imposibilidade de conciliar o sono.)

Hai medos que restrinxen o perímetro de liberdade, o vermello dos beizos, o longo das saias, as agullas dos tacóns.( Control do movementos e da vestimenta.)

Hai medos espidos nos que a pel delata as mans invasoras dos homes. (Cicatrices.)

Hai medos mortos de medo que xibran cada vez que o teléfono pregunta onde estás?.( Obsesión, celos e control.)

Non hai cousa máis fácil que meter medo. Non ten mérito ningún. Ata eu pequena coma unha faba, insignificante coma un garavanzo, sei facelo. Ves o meu medo aquí agatuñándome pola gorxa para saír de min. Velo? Porque eu vexo o teu medo ao verme pronunciar o medo diante do mundo.



Nota da autora: Este carta recibiu o segundo premio no XVI CONCURSO DE CARTAS “DILLO A QUEN MALTRATA” 2019 que convoca o Concello de Lalin co gallo do Día Mundial contra a Violencia de Xénero que se celebra o 25 de novembro. O ano 2018 pechou cun total de 47 mulleres asasinadas e 39 orfos. Visibilizar este serio problema é unha obriga de todos e tamén dende a escrita debemos loitar por cambiar as cousas amosando o noso firme compromiso. A VIOLENCIA DE XÉNERO EXISTE. ESCRIBAMOS SOBRE ELA. DÉMOSLLE VOZ.

lunes, 18 de noviembre de 2019

“Cuando deje de llover” (María Soliño.)

Biografía María Soliño.




María Soliño (1974), nació y creció en Vigo, mirando la ría de su ciudad. Diplomada en Trabajo Social, especializada en Igualdad de Género, en 2016 cursa la Cátedra de Responsabilidad e Innovación Social de INDITEX/UDC y un año más tarde, termina un Máster en Coaching para la Transformación y Procesos de Cambio.

Comprometida con la Igualdad, la libertad y los derechos de la mujer, actualmente compagina su actividad como consultora social, docente y escritora.

Autora también de una columna semanal de opinión, de corte feminista, #PORELLAS en Diario do Támega, www.diariodotamega.es.


Cuando deje de llover es su primera novela, ambientada en su Vigo natal, en la que narra la historia de una mujer que se ve enfrentada a sus creencias, a sus miedos y a los prejuicios de la sociedad. Todo su mundo se tambaleará poniendo a prueba su fortaleza interior.
Una novela valiente y arriesgada que no dejará indiferente al lector.



SINOPSIS: “Cuando deje de llover”


Marina Estrada, 46 años. Madre y esposa feliz. Enamorada de su marido y con éxito en su profesión. Una mujer con carácter y que sabe lo que quiere.

Un encuentro fortuito sacude su vida, provocando un tsunami de acontecimientos que dan forma a una novela trepidante con un final sorprendente.

Esta es la historia de una mujer fuerte y valiente que no tiene miedo de vivir. Una mujer que prefiere recordar a imaginar. Una mujer libre… Pero la libertad siempre tiene un precio.

Una novela atrevida y descarnada sobre las relaciones, el amor y el sexo. Y tú… ¿Cruzarías la línea?

Vista previa de imagen

martes, 12 de noviembre de 2019

MÉRCORES CON M DE MENSAXE (Susana Perol)

Dende fai un tempo cada mércores de cada semana na cruz da parafarmacia de Mi Bebé A Estrada as mensaxes coma agasallos suspendidos no aire, quedan a cargo do viandante xeneroso que ergue a mirada e le paseniño, letra a letra. Quen as escribe só quere crear un espazo de reflexión, unha pausa coa palabra. Dende a palabra deter ritmo frenético da vida.
Velaí unha escolma dos Mércores con M de mensaxe para todos os lectores deste blog, para todos os que camiñan pola rúa Xusto Martínez e se deteñen á altura do número sete simplemente a ler. Grazas por adicarme ese minutiño. Hai poucas cousas máis valiosas que o tempo.


ANTOLOXÍA DOS MÉRCORES
- Non sei cantos lapis de cores terás, pero pintas moito na miña vida.
- Coñecinte, e a orde dos factores si que alterou o produto.
- Paseime “tres pueblos” queréndote.
- Se me trouxeches de cabeza é normal que poña o teu mundo patas arriba.
- Tanto preocuparse pola costa de xaneiro e resulta que era de baixada.
- Cada relixión cre no seu deus. Eu como te adoro rézoche a bicos.
- Entrena duro ata que teñas maniotas no cerebro. O resto só é modelar unha figura!
- As marcas están en Mi Bebé, o estilo márcalo ti.
- Non sei quererte sen pasarme da _____________________________ .
- De ilusións demasiado altas, nacen decepcións de vertixe.
- Ves o vaso medio baleiro? Escolle un máis pequeño. Velo medio cheo? Elixe un de tubo.
- A ti que sempre miras e ves: por persoas lendo coma ti, hai persoas escribindo coma min.
- Escribir é ese xeito de acariñarte que eu teño.

lunes, 4 de noviembre de 2019

O XIRO (Úrsula Duarte)

10 de maio. Xa só quedan seis días para que cumpra tres anos.

Despois de pasar a tarde na casa do seu mellor amigo, recollino á noitiña. Cando saímos á rúa a falsa temperatura de primavera fixo que me decatara que o neno ía moi desabrigado. Namentres fixen o ademán de axudarlle a vestir a cazadora achegámonos ao paso de peóns.

- Papá! – exclamou emocionado e algo apresurado ao ver que nos agardaba na outra beira da avenida

- Papá, papá!

- NON CRUCES! - gritei eu tentando suxeitar angustiosamente a capucha - NOOOOOOOON…! – berrei con pánico sentindo que a vida escorregaba por un anaco de tea.

(…)
Un forte golpe.
A súa cabeciña contra o retrovisor.
Unha freada.
Un xiro inesperado cara o medio da estrada.
Outro golpe no asfalto a un metro de distancia.
Gritos da xente.
O arrepiante ruxido dos freos.
Máis gritos da xente. Expectante.

Silencio.

(…)

O tempo parado no reloxo.
A suor nas mans.
O latexo desbocado no peito.
A gorxa de area.
A cabeza que estala.
O intre no que todo cambia.
O precipicio.
A culpa afiada…


Chorar. O milagre de chorar!
A aperta infinita.

lunes, 28 de octubre de 2019

LA PREGUNTA (Noela Martino Brea)

Mientras te acercas sabes lo que quiero.
Lo noto en tu mirada.
Sé que has estado todo el día pensando en mí, se que mientras soportas el tedio tu mente está muy lejos del trabajo descansando en mi pecho.
Por la forma que me besas nada más llegar sé que mientras tomas el café de media mañana te imaginas metido entre mis muslos.
Lo sé por lo que me haces cada noche.
Me gusta que seas tan rudo, que me cojas por la nuca y metas tu lengua en mi boca marcando territorio, diciendo que soy sólo tuya, me hace sentir poderosa provocarte esa sensación.
Me gusta la urgencia con la que me desnudas, cómo me muerdes el hombro mientras me bajas las tiras del sujetador.
Sabes que me vuelve loca tu forma de lamerme los pezones, la tortura que me supone que vayas bajando por mi estómago de una forma tan lenta y que te detengas con tanta maldad en mi ombligo mientras me escuchas jadear desesperada pidiéndote más.
Yo espero también la llegada de la noche cada día, ese momento en el que te puedes escapar de tu rutina para meterte en el país particular que hemos montado dentro de las sábanas de mi cama.
Sé lo que te gusta.
Que te bese suavemente la barbilla y que me entretenga en tu oreja...noto como tu respiración se acelera.
Me gusta acariciarte muy suavemente el pecho mientras me hundo en tu pubis buscando tu placer que también es el mío.
Desde que nos conocemos ninguno de los dos pensamos con claridad hasta que estamos en los brazos del otro.
Nada más importa que tu piel pegada a mi piel, que tu calor en el mío.
Cuando estas dentro de mí el tiempo se detiene y todo el universo gira alrededor nuestra.
Me desespera tu forma de penetrarme, despacio, centímetro a centímetro.
Me sofoca como me agarras las muñecas para que no me mueva mientras me posees.
Me excita tus respiración y tus susurros en mi oído, las palabras sucias y las promesas de amor. Como pasas por todos los registros en cada uno de nuestros encuentros.
Nuestras respiraciones se aceleran al mismo tiempo, se acompasan y nos hacen uno.
Cuando te corres y balbuceas mi nombre yo suelto todos los lazos que atan a la conciencia y me dejo ir hacia la tormenta de placer que has creado para mí.
Sabes que no puedo vivir sin ti.
Sé que no puedes vivir sin mí.
Por eso no lo entiendo.
Así que ahora, mientras enciendo este cigarrillo y veo como te vistes...aún sabiendo que vas a volver mañana...¿me lo puedes explicar?
¿Qué es lo que te hace volver a tu casa dónde ella te espera?

lunes, 21 de octubre de 2019

Moi orgullosos, parabéns Ángeles Madriñan

Vista previa de imagen

VISIÓNS (Javier de la Iglesia)

Este relato está inspirado historias que oín por terras ben cercanas e que me tocan un poquiño de cerca xa que teño bastante relación con elas. Os contos oidos sobre casos reales por Arcos de Furcos, que medo me dan e tanto me gustan, servíronme de inspiración para sentarme un dia escribindo sobre esto e desfrutar un anaquiño da miña humilde afición.


- ¡Ai Filomena que arrepío me entrou! ¿Seica non oiches o que dixo Manolo de Virtudes cando mirou para o finado?
- Cala Tinucha ¡cala! Subeu unha cousa por min arriba que fixo que se me puxeran os pelos de punta. Pero disque non é a primeira vez que o di. Antes polo menos calaba pero agara solta a lingua de mala maneira.
- Si, xa oin. Din que a ve dende sempre pero nunca decía nada. Tes razón. Pero quedou todo o mundo cortado. ¿Ti oíches ben?
- Claro que oín Tinucha. Ben claro o deixou. Dixo que ben pronto. E seica nunca se equivoca.
- ¡Peta na boca Filomena! Non quero nin pensalo. E mira. A señora María está sacando outra vez o rosario. ¡A estas horas! ¿Pero cantos levamos xa ó longo da noite?
- Se empeza outra vez vamos pola cuarta. ¡No, se este non vai para o ceo dereito non será por falta de rezo!
- Pois eu marcho antes de que empece. Voume lavar un pouco e darlle de comer os animais. Dentro de unas horas volvo polo que faga falta. Nestes momentos é cando hai que botar a man os veciños.
- Eu irei dentro dun anaco que teño a casa máis preto. Vémonos nun momento.
Tinucha levantouse da silla poñendo ben o mandil. Pasou polo lado do cadaleito aberto e botoulle unha mirada de reollo ó defunto mentres se acercaba a viuda.
- Sabeliña, voume un anaquiño á casa. Volvo nun par de horas para o que se necesite.
- Vai muller. Ahora xa non se lle fai nada aquí, pero… foi a ultima noite – dixo a muller do falecido con certo tono de pena - Vai tranquila e toma o tempo que che faga falta que nós arreglamonos ben. ¡Ai non sei como vos hei de pagar ós veciños todas as molestias!
- Muller non hai nada que pagar. E estos favores por desgracia logo se devolven.
- Dios queira que non nos teñamos que devolver pronto – dixo a vuiva mentres lle agarraba as mans a Tinucha – vai muller vai, e descansa un pouco que xa bastante fixestes polo dia.
- Volvo nunhas horiñas.
Tinucha saiu da habitación que se habilitara para o velatorio e pasou entre os homes que estiveran toda a noite na palleira. Atravesou a eira da casa e saiu polo portal ó camiño. Pronto amencería. Había una bretema baixa que se iluminaba pola lúa dándolle un pouco máis de claridade a noite que estaba un pouco fría. A muller cruzou os brazos sobre o estomago agarrando a toquilla de lá negra e arroupouse para facerlle fronte o fresquiño típico da noite cando xa está a dar as ultimas patadas a escuridade. Empezou a andar e foise metendo hacia a congostra. Os loureiros que tapaban aquela corredoira profunda dende o alto restaban a claridade da lúa. Ó lonxe oiuse ouvear un lobo, na cima do monte. Tinucha sentiu como se lle encollía a caluga nesa sensación de medo perigoso mentres unha fría brisa e a néboa mesta se lle colaban entre as pantorrillas que non lle tapaban a saia. Estaba acordándose das palabras de Manolo de Virtudes cando entrara onda o cadaleito mirando para o defunto: “Máis cedo que tarde, non ha tardar moito en haber outro. E é de ben preto” Por aquelas terras había moita xente que gustaba de falar de mortos e aparecidos nos velatórios. Metía o medo no corpo de escoitalos.
A muller estremeceu a medida que andaba hacia a casa. Ali quedaba tamén na palleira Manolo cos demais homes. Todos dixeran adiós cando ela marchaba facía uns minutos menos él. Ainda non chegara á metade da corredoira cando empezou a sentir un frio que se lle metía máis nos ósos. A cada paso que daba, apretaba máis a toquilla e encolliase ca fresca e co medo. Estaba desexando que se acabase aquela corredoira chea de brétema esa noite na que as pupilas lle xogaban malas pasadas vendo sombras na escuridade que non exitían. Apurou un pouco o paso pero algo a fixo frenar.
- ¡¡¡Tinucha!!!
Quedou parada. Alguén a chamara pero non podía ser o que acababa de oir. Recoñecera perfectamente a voz de quen dixera o seu nome, case susurrando pero con sonoridade. Non podía ser. Era a voz do finado que ainda estaba sobre terra. Do home de Sabeliña, do veciño que morrera ese mesmo día. Ela encolleuse apretando os brazos ó redor do seu estómago. Sentiu como se se lle desfixera o moño do rixidos que se lle puxeron os pelos todos do corpo. Deixouse levar polo calafrío e pensou “¡Bo! Deixate de medos. A culpa é toda de Manolo de Virtudes” e sigueu o paso entre a baixa néboa nocturna que case lle tapaba os pés.
- ¡¡¡Tinucha!!! – volveu sentir a mesma voz comprobando que era a mesma que oirá antes, ainda sendo imposible.
Acelerou máis o paso, case correndo iba cando volveu a sentir por terceira vez o seu nome da nada, da mesma voz do recen finado, pero esta vez sentiu como se llo dixese diante da cara, pegado a ela, sentindo o alentó desa voz no súa propia faciana.
- ¡¡¡Tinucha!!!
Quedou paralizada. Xa estaba no final da congostra e xa se vía a luminosidade da lúa a través da brétema que facia máis densa a noite.
E nese mesmo instante empezou a notar un profundo olor a cera e a oir uns rezos entre murmullos e lamentos. Lentamente xirou a cabeza e case se lle saen os ollos das órbitas. Ó principio da congostra veu como avanzaba hacia ela unha procesión de xente vestida de branco encabezada por alguén que traía una cruz abrindo a tétrica comitiva. O frío acentuouse, sobre todo dentro do corpo de Tinucha. Quedou totalmente inmóvil. Entre a basta néboa avanzaban hacia ela. Eran varios, con túnicas largas e encapuchados. A ningún se lle via a cara. Todos miraban hacia o chan. A pesar de que ningún portaba velas, si había un gran olor a cera. A cada paso que avanzaban, máis alto oía os murmullos, como se fosen rezando, pero sen entender o que dicían. Tinucha quería correr pero algo lle paralizaba os pés. Pouco a pouco foi chegando ata ela. Diante camiñaba alguen ca cabeza baixa, como todos, portando unha cruz e un caldeiro cheo de auga. Xusto cando éste chegou a altura da muller parouse e levantou a cabeza facendo que a Tinucha se lle descompuxese por completo o rostro. Debaixo de aquela túnica branca con capucha que levava a cruz, había una muller que tiña a mesma cara dela. Miraronse uns segundos e a procesión seguiu avanzando pasando por diante da arrepiada Tinucha, sentindo un frío aire deixaba tras de si a santa compaña, que sigueu o camiño mezclándose ca brétema ata desaparecer por completo.
A muller empezou a correr morta de medo e temblando coma un flan ata que chegou a súa casa, entrando e dando un portazo que alertou ó seu home, que se levantou. Cando a veu en semellante estado de descomposición e nerviosismo arrimada a porta preguntoulle:
- ¡Ai Xesús Tinucha! ¿Qué che pasou?
- ¡¡¡¡Que vin a santa compaña Adolfo!!!!
- ¡Bueno! ¿Xa estivo Manolo de Virtudes no velorio non? – dixo volvendo para a cama.
A muller ergueuse e pasou a man pola frente como sacando o medo do corpo. O certo é que quedara ben cansada despois daquela visión. Decidiu ir para a cama xunto co seu home un anaquiño, antes de volver para a casa do defunto.
Deixouse caer rendida no leito e pronto se lle cerraron os ollos a causa do cansancio. O que non sabía Tinucha e que nunca máis os volvería a abrir

lunes, 14 de octubre de 2019

BESOS (Noela Martino Brea)

¿Qué cómo son tus besos?
Tus besos son dulces cuando te despiertas, mientras me los das ronroneas y me encanta que esos besos acompañen a tu primera sonrisa del día...y aún más que me la dediques a mí.

Tus besos son picantes por el whastapp. Saben a promesas de pasión y a risas disimuladas para que la gente no piense que estoy loca mientras camino por la calle embobada con el teléfono móvil.

Tus besos son tremendamente inocentes cuando me los das mientras paseamos de la mano y me miras de esa forma que me hace sentir que no hay nadie más.

Tus besos son adolescentes siempre que hay gente a nuestro alrededor, me los robas y te escapas con una sonrisa picarona, como si hubieses cometido una travesura y te cazaran en la falta.

Tus besos son melosos, apasionados y seductores, con la profundidad de la excitación que te produce que te susurre guarradas al oído, y acompañan a la electricidad de la excitación de tu cuerpo...esa electricidad que me das encendiendo mi sistema bajo las sábanas.

¿Qué cómo son tus besos me preguntas?

Tus besos son cada día diferentes, a cada momento cambiantes pero, desde que los he encontrado, son totalmente imprescindibles para mí.

viernes, 11 de octubre de 2019

Y los ganadores son:🥁🥁🥁🥁

OLGA TOKARCZUK . Premio Nobel 2018 
Es el primer Nobel literario para una polaca después de 23 años cuando Wislawa Szymborska lo recibió en 1996. Según la Academia Sueca, Olga Tokarczuk recibió el premio por "la imaginación narrativa que con pasión enciclopédica  presenta cruzar las fronteras como una forma de vida" 
 Escritora y ensayista polaca, autora de adaptaciones escénicas y Licenciada en Psicología , nació el 29 de enero de 1962 en Sulechów,  ha publicado ocho novelas y dos colecciones de cuentos. 
Es autora de, entre otros  "Un lugar llamado antaño" 1996, "Tocando muchos tambores", "Libros de Jacob", "Bieguni" (Vuelos) ganadora del premio Man Booker Internacional 2018 y "Lleva tu arado a través de los huesos de los muertos"  2009, un thriller metafísico y ecologista protagonizada por una Ingeniera de Caminos retirada que enseña inglés en una escuela  rural de Polonia, y que deberá afrontar una serie de asesinatos de cazadores furtivos , obra sobre la que está basada la famosa película "Pokot" (El rastro)
Recibió la noticia del premio mientras viajaba por una autopista en Alemania. Dijo que tenia que ordenar sus pensamientos para comentar sobre su premio y un momento después escribió en Facebook: "Premio Nobel de Literatura! La alegría y la emoción me quitaron el discurso. Muchas gracias"

PETER HANDKE.   Premio Nobel 2019
Escritor y dramaturgo austriaco premiado por " un trabajo influyente  que explora la periferia y la especificidad de la experiencia humana con el ingenio lingüístico. Rebelarse con el poder subversivo de la poesía para escribir contra la corriente del tiempo es su deber" según la Academia Sueca.
Nació el 6 de diciembre en Griffen, abogado de profesión, es ademas, novelista, poeta, teórico literario, guionista, publicista y Director de cine ( "El cielo sobre Berlín", entre otras)
Calificado como uno de los representantes más populares  de la vanguardia austríaca  de posguerra, según la Enciclopedia del Teatro Polaco. 
Es autor , entre muchas obras, de""Los avispones" su primera novela escrita en 1966. 
"Carta breve para un largo adiós" donde narra la separación de su mujer. "El peso del mundo", "Historia de un lápiz", "La doctrina de Sainte-Victoire",  La mujer zurda" y su extensa "La noche del Morava" un relato de todo un viaje circular , entre real e imaginario, por los Balcanes.
En una entrevista de prensa, dijo hace unos años acerca de su escritura y lectura " "Soy más un especialista en conocimiento previo que un heredero del conocimiento. "
Es el escritor austríaco vivo más destacado. Todo lo que ha publicado está contenido en en la "Biblioteca de Handke", más 11.400 páginas, publicada por Suhrkamp Verlag, editorial alemana.

lunes, 7 de octubre de 2019

A DECISIÓN (Ángeles Madriñán)

“A todas as mulleres
do pasado, do presente e do futuro
que sufriron, sofren e sufrirán
Non agardedes a que aparezan as pantasmas.”
Antía Yáñez “Senlleiras”


A muller matina en que a vida é rutina, canseira, esfacharse cada mencer coa mesma luz que aburata na persiana un día tras outro. Fóra cae unha balloadiña fina, que lonxe de limpar, enzoufa no vidro no seu maino escorregar. Un refoleo alporiza as húmidas follas que tapizan a beirarrúa. Estarrícase sen ansia, adurmiñada no caloriño do leito, demorando o momento de erguerse para non coincidir na cociña. ¿Cando se torceron tanto as cousas? Non atina a concretalo, só atura o resaibo de bicos insípidos e o siso a martelar na acordanza daquel amor que virou neste inferno. Até que un bocexar e un bater de portas interrompe o seu pensar. Pasa os dedos polo desleixado cabelo e viste con desgana a luída bata ó tempo que mete na punta dos pés as zapatillas de feltro vellas. Achégase a ver o que pasa.
O home, coa cara descomposta pola trasnoitada e a bebedela, ladea a testa cando a ve entrar e cuspiña pola boca canta orde lle reforza o devezo de ser ruín, canto mal lle encerella a lingua, canta blasfemia ripa do santoral. Todo cun adobío dun alento acedo, pegañento que a anoxa na cercanía do berro que lle lanza coma unha bategada -parva, que sempre fuches unha parva- e séntase sen
remorsos e bótalle un grolo ó café negro, hoxe sen azucre, porque ela non lembrou compralo. Mentres ela fica de pé, cos cóbados pegados ó corpo, acaroada ó moble onde xa remexou todo e non atopou nin chisca de azucre para encarar esta tempestade. Un sobre deses que che dan no bar, e que ás veces gardaba no bolso, sería un amarre. Pero as cousas miúdas é o que teñen, aparecen cando lles dá a gana e hoxe non é día propicio. Cavila e atura porque ela ben sabe que él é moi seu - e non é tanto pedir tomar un café como Deus manda, hostia, que nunca estás ó que tes que estar. Trosma-. Aséstalle cunha normalidade estarrecedora.
Descarga nela toda a zuna que lle sae do peito. Un rancor vello e posesivo amparado na autoridade que lle dá a súa condición masculina aguzada na de ser –o que trae os cartos a esta puta casa namentres ti rañas as pernas e andas a gastar en peperetadas, tendo como tes esto feito un cortello-. Dío ó tempo que acena co queixo nun xesto de reprobación e guinda cos restos do café por riba do mesado –limpa iso, cona, que é o que tes que facer-.
Ela devece por liscar de alí, pero agarda porque as pernas cambelas non son o mellor recurso para fuxir de ningures e mira de esgueira coma unha vulgar rapatundas que sabe que non hai tobo onde gorecerse, nin carreiro de fuxida que non o encabuxe aínda máis. Caladiña coma un peto, non sexa que lle zorregue unha labazada ou lle afinque un empurrón que lle endereite o siso, como di el. Por iso, só agarda con paciencia a que se vaia como fixo sempre dende fai unha década. Deseguida escoita o pecho da porta e estalica o pescozo para que os ollos lle confirmen a degoxada partida. Enxuga as bágoas e, entre arfada e arfada, dubida ó padexar cos polgares 0… de novo fica
indecisa 1... 6… . 016, chega o final, onde antes nunca chegara. Escoita unha voz amábel, segura, que contrasta coa dela, que treme. Baleira nesa descoñecida confidente canto lle rabuña por dentro, ceiba a dor a mans cheas, o medo, o desazo de non ser ningúen, o baldeiro e, de súpeto, é como unha mura que se esboroa porque expulsou o xabre velenoso que arrexunta o seu ser.
Cando preme o botón vermello para cortar a conversa sinte como se sacara os pés dun bulleiro. Atordada como está polas pílulas que toma para durmir, rastrexa na parte superior do armario onde garda as sabas con bordado de fío, a cubertería da voda e outras chilindradas do enxoval que quedaron ancoradas no tempo da mocidade do que nada queda. Pousa a man sobre a maleta azul e algo balorenta e turra dela para abaixo. Apértaa contra o peito, coma se fora o resto dun naufraxio, a táboa que aboia e que lle ha de permitir manterse a flote. Non hai volta atrás, ao redor todo é auga e ela leva unha pexa de vergoña, cobardía, necesidade, medo e ata un chisquiño de amor que lle quedou encerellado no ventrículo. ¡Vai ti saber porque logo de tanto desprezo!
-Se cadra é verdade que son algo parva-, cisma para si mesma. De socate escoita un renxer de escaleiras acompañado dun respirar de carraspeira e deixa de furgar na culpa. Ás présas volve colocar a maleta no seu refuxio apuxando nerviosa cos cotobelos.
Deseguido ábrese a porta. É Ramón, que esqueceu as chaves do coche. O cuspe atóalle a gorxa ó decatarse de que co apuro quedaron no chan os adhesivos de embarque a México da lúa de mel que estaban prendidos na asa da maleta. Fica paralizada, coa lingua trabada e unha
acedume que mesmo lle da náuseas. O medo é un vello compañeiro ó que non se acostuma, ademais ela nunca se arrepuxera á vontade do seu home. Non sabe o que vai ser. Ten botado choradeiras, ten arrastrado carautas de tristura e silencios, pero nunca foi quen de lle levar a contraria. Ramón é un home groso, corpulento coma un toro de carballo e sobrado de xenio que goberna canto lle queda cerca. É o que hai.
Lampéxanlle os ollos coma un felino e, sen embargo, vira coma un lóstrego o seu proceder bravo. Achégase a Carme e apértaa cun aloumiño manso ó tempo que lle di nun falar bisbado – vólvete para a cama que aínda é cedo e descansa que non tes boa cara- Á noitiña cando volva heiche traer un deses doces de mazá que venden na de Currás que tanto che gustan. ¿Non si, miña raíña?.
Na infinda chantaxe que conduce sempre á reconciliación, Carme fai un leve movemento en sentido afirmativo acompañado duna apertar de beizos con vocación de sorriso e que só chega a ser un aceno triste. Seguro que viu os adhesivos no chan e, por un instante, o medo cambiou de bando. O temor ó abandono, a soidade ou simplemente a perder o mando. Nese intre comprende que as cousas nunca cambian… nunca, por máis oportunidades que lles deas. Pero rexe o medo e desexo de sobrevivir a partes iguais e agocha o seu descubrimento con aleivosía.
En canto ten a seguranza que lle proporciona o ruxir dunha ruidosa arrancada, na que a agulla sobe ó tolo, e o tubo de escape semella a cheminea dun fumeiro, abandona o posto de vixía na ventá. Mete con determinación o neceser e catro mudas nunha bolsa de lona,
desas que mercas nos supermercados co afán de batallar contra o plástico. Rebusca nos caixóns e garda no bolso a documentación que pensa que pode precisar. Non quere máis. Só fuxir. Bulíganlle por dentro un milleiro de formigas.
Xa fóra no descanso da escaleira, de costas á porta da que foi a súa casa, fica un intre fatigada e pensativa, cando lle dan os ollos no seu pobre enxoval de fuxida. Pousada no chan hai unha desgastada bolsa rotulada cun eslogan dunha cadea alimentaria que se fixo moi popular. Ela sorrí ó pensar no paradoxo que supón o tecido escapelado da parte inferior, que fai que únicamente se poida ler con claridade unha única palabra VIVAMOS. Do resto só queda unha caligrafía que semella un borrancho. E, co presentimento de que a súa vida comeza de novo, sae á rúa co camiñar lizgairo de quen sabe que tomou a decisión que lle convén. E di para os seus adentros - vivamos -.