Yo quería que, en todos mis cajones
tu sonrisa estuviese allí
y que, el lápiz de dibujo me salvase
de envejecer.
No, no tuve tiempo para arrancar una coma,
ni para plantar un huerto.
Toda semilla es poca,
toda planta se aniquila con el pensamiento más pensado:
primero las hojas y luego la flor.
Se quejan de un martillo los calambres;
en los ojos se derrama líquido de frenos
y no queda leche condensada para el pastel.
La tarde cae fácil;
pareciera que todo lo que hemos hecho
ya pasó y otros han vuelto
y que, al llover un cántaro se ha llenado
y ya no queda sed.
Parece que, cada brote de la higuera
alimentara a tus hijos con su leche
y que, el vertedero se ha quedado
para hacer tu próxima isla de chatarra.
Y ya, ha dejado de llover.
Y ya, estamos envejeciendo.
Y ya, somos isla y tiempo, bruma y vista lejana.
Y yo quería que, en todos mis cajones...
Birnvenida al blog Mara. Un poema muy hermoso.
ResponderEliminarMuchísimas gracias!!! Es un placer.
ResponderEliminarMe gusto este poema sin ser yo muy amante de la poesía. Bonito.
ResponderEliminarQué bonita composición Mara!
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