martes, 17 de marzo de 2020

¡JUANITO, LA MERIENDA! (Sandra Pierroz)


Increíble, en cuarenta años…nada ha cambiado!

Un sábado por la tarde, en una playa de arena blanca, cabellos al viento , la cara y el cuerpo protegidos con un bronceador IP50, intento relajarme acostada en mi toalla Desigual , bonitísima y nueva.

Había pasado una noche de luna llena muy agobiada. Todos los perros del vecindario se habían dado cita debajo de mi ventana. No para jugar a las cartas, ¡ pero para aullar como si los estuvieran torturando! Se me paso por la cabeza la idea de tirarles un cubo de agua fría a la pandilla, pero por no tener problemas con los vecinos...Me levanté y me puse a mirar una fotonovela latino-americana , que me hizo llorar como la cebolla roja que había cortado a medio día para la ensalada .

Me había ido a la playa para descansar un poco, habíamos previsto salir en familia a hacer la juerga , y yo quería asegurar la cosa , los adolescentes te dicen enseguida, que ya somos muy viejos para salir de marcha. Mi idea era acostarme en la toalla y hacer la siesta al ritmo de las olas. Bueno, pues esta idea tuve que olvidarla. Una señora, con un plátano en la mano, gritaba y corría detrás de su hijo :

- ¡Juanito, la merienda!

Esta frase, me hizo volver cuarenta años atrás. En esta época las mamás ya corrían detrás de sus niños con los plátanos y el bocata de chorizo Revilla! ¡Aún no han comprendido que un niño que juega no tiene necesidad urgente de comer! Mi abuela decía y dice aún, que un niño no se deja morir de hambre, y mi abuela sabe de lo que habla, tiene 90 años y de vez en cuando , si alguien la lleva, aún se va a dar una vuelta al Corte-Ingles.

Todo este ajetreo me despertó de una vez por todas. Para consolarme me fui a comprar un barquillo a junto del señor del kiosco, que también gritaba a toda voz para vender sus barquillos , seguido de todas las mamás de la playa. Entre ellas la de Juanito , que aún no había acabado su merienda.

Cuando se oye decir que el cariño pasa por la boca, debe de ser verdad.

Este incidente me hizo llegar a mis recuerdos de niña y me dio una tonelada de energía para poder asegurar toda la noche.

Pasamos una noche genial. Mis hijos nos pidieron unas cuantas veces cinco euros para comprarse algo de comer, o algo para beber. Yo, me reía sola pensando en la tarde que había pasado. Y en mi interior una voz me decía:

-Viste, en la adolescencia, las mamás ya no corren detrás de los niños con el plátano y el bocadillo, son los chicos que corren detrás de las mamás para pedir el billete de 50 euros y el permiso de ira dar una vuelta sin los padres al lado!!

2 comentarios:

  1. Todo se invierte según las edades jajaja. El ciclo de la vida (como la conocida canción) y si estoy de acuerdo. Yo también volví a la niñez con tu relato sin entender lo de la merienda en medio de los juegos . Y volver a la niñez siempre esta bien. Gracias.

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  2. BIENVENIDA AL BLOG SANDRA, ESPERAMOS VERTE MUCHO POR AQUÍ.

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