lunes, 3 de febrero de 2020

Escandallo de un poema. (Mónica Graña)

Alguna vez he bajado por las escaleras:
los niños gritan y los padres ladran,
no se escuchan las sentencias
porque van en papel directas al alma.


La calle está mojada y ha llovido,
la pendiente deja caer la helada.
Gotas de rocío habiendo cercas
no tienen un camino sentenciado;
ellas bajan por costumbre,
como gatos arañando las cortinas.
Cada milímetro de suelo es parte del camino.
Se transita por la luz como el viento por la ráfaga.
No tenemos que correr a compar el pan
Las manzanas están salada, el mundo enferma
y, el tintero tiene las plumas de un ángel
que quería escribir sus últimas palabras.


La mañana nace rota por el estruendo de un rayo de sol,
hace pública la estrella que en el cielo no hay silencio
que todo lo que no vemos está ocupado,
que no sabemos elegir la mirada más correcta
y nos quedamos con la cercana.


Miro al suelo porque el cielo me queda tan alto,
que las luciérnagas me parecen mariposas mansas.


Quiero ver cómo se descompone la carretera,
cómo se derrite el asfalto cuando nadie
lo mira como debería mirarlo.


Hay piedras que arrancan arte
y caracolas de mar que saben cantar.
Varadas las sirenas el mar castiga las rocas,
los peces de lanzan al anzuelo
y los pájaros se derrumban contra el campanario.


La hostilidad de esta mañana
me abofetea la cara.
Cada mañana me recoloco la mirada
y salgo como si el mundo me importara;
cuando todas las palabras de este mundo son herida
y las vocales se quedan en casa,
con la cabeza escondida para que no les caiga la metralla.

3 comentarios:

  1. Muchísimas gracias por el curro enorme!!!

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  2. Un poema moi fermoso, evoca imaxes que me fascinan como esas caracolas de mar que saben cantar 😃

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