lunes, 17 de febrero de 2020

CAMBIO.(Noela Martino)

Me siento triste, no quiero seguir. Estoy harta de la falsedad que me rodea, de los estereotipos, de el clasicismo. Cansada de que todo cambien a mi alrededor. Noto que no evoluciono, que a cada paso el suelo se tambalea bajo mis pies y alguien cae a mi lado, sin que yo pueda evitarlo.

 ¿Por qué todo cambia cuándo yo no lo hago?

¿Por qué te sonríe con condescendencia al que hace poco ayudabas para que no estuviese en esta situación?

 Los odio.

 Odio cada palabra que sale de sus bocas.

Odio cada mirada despectiva a su alrededor creyéndose mejores que el resto.

Odio la falsedad en sus sonrisas. Esas sonrisas que parecen sinceras y vivas pero que se ven eclipsadas por la muerte que hay en sus ojos. Son ojos muertos, ojos no humanos...ojos que antes estaban vivos pero que ahora solo son parte de la vaina que envuelve la realidad.

Antes todo era más sencillo, podías mirar a alguien a la cara y sentirte comprendida, sentir que estabas hablando con alguien igual que tú…pero ahora...ahora hay que ocultar todo signo de debilidad.

Ayer se llevaron a mi amiga.

Hoy la vi.

Pero ya no era ella. La ropa: impecable. El pelo: totalmente perfecto. La sonrisa: blanca y brillante. Los ojos: muertos.

Estaba del otro lado. Supe que la había perdido y huí antes de cruzarme con ella. Tenía miedo a fallar, a demostrar cualquier tipo de sentimiento y que me descubriera. Sabía que cualquier signo de debilidad haría que cayeran sobre mí como buitres hambrientos y que me arrastrarían al silo que había construido a las afueras del pueblo. Por eso me alejé. Se que estoy casi sola...los que son como yo todavía no se atreven a presentarse.

Todos somos muy sigilosos, cuidadosos y desconfiados. Nunca sabes quién te puede traicionar y al fin y al cabo esto es una forma de defensa para preservar la poca humanidad que aún me puede quedar dentro.

4 comentarios:

  1. Noela, tremenda soledad mal acompañada ��

    ResponderEliminar
  2. Una metáfora de la soledad. El pesonaje reflexiona sobre el mundo que le rodea y lo encuentra falso y distante lo que le ocasiona una tristeza infinita. Probablemente este sea un sentimiento frecuente para muchos hombres y mujeres de nuestra sociedad hipercomunicada. Esa pincelada de terror, esos ojos muertos como si fueran zombis que ven pero no miran. Desolador.

    ResponderEliminar
  3. Estoy totalmemte de acuerdo con lo que escribes y tan bien reflejas es este perfecto relato. Una sociedad sin personalidad en la que todo parece artificial y sin sentimientos.
    Increible reflexión y buen relato. Como siempre.

    ResponderEliminar
  4. Moitas gracias polo vosos comentarios, sempre é un placer ler verbas de afecto.

    ResponderEliminar